viernes, 27 de agosto de 2010

El diario del SANFIC entrevista a Alberto Fuguet



Entrevista aparecida en el diario del SANFIC.

Alberto Fuguet / director

Competencia de Cine Chileno

VELÓDROMO

El cine convencional nos acostumbró a que los protagonistas encarnaranvalores o ideas con las cuales el público busca identificarse, pero en las últimas décadas se ha hecho más habitual encontrarse con personajes que no necesariamente generan una empatía con el público. En ese sentido, ¿por qué decidiste desarrollar un personaje como Ariel Roth?

A mí lo que más me interesa como espectador primero, y luego como supuesto cineasta o creador, es lograr empatizar con el personaje y que el personaje lo logre con el público. Sobre todo con el tipo de cintas que deseo hacer, que están centradas 100% en el personaje principal (lo que yo llamo cine en primera persona). Mi impresión es que Ariel sí es capaz de generar una empatía pero, claro, no con todos. Tiene sus mañas, tics, es torpe y no anda intentando seducir al público, es cierto, pero creo que todos somos más o menos así. La gente que intenta seducirnos muy rápidamente es sospechosa.

Para mi gusto, Ariel es el más “normal” de todo el grupo, pero esa es mi visión. Hay muchos Arieles dando vueltas, claramente tiene cosas del grupo que hizo la película y desde siempre, creo, me han interesado los personajes que te conquistan y no aquellos que buscan seducir a la platea y tratar de ganar su simpatía de una.

Tu anterior largometraje, “Se Arrienda”, se realizó con un elevado presupuesto considerando los estándares del cine latinoamericano, mientras en “Velódromo” los costos fueron notoriamente menores. ¿Por qué decidiste hacerlo así?

“Se Arrienda” fue mi debut y mi aprendizaje, claramente. Y se hizo como se hacían las películas en ese entonces: cintas a lo Hollywood, pero hechas en América Latina, cintas filmadas en el siglo XXI, pero a la siglo XX. “Se Arrienda” fue parte de una manera de concebir el cine que todos en ese entonces (y muchos ahora) pensaban que era la única manera. Quizás lo era. Un cine que era semi-industrial, que necesitaba pagar sueldos, generar recursos y taquilla, que debía ser en cine y estrenarse en salas, etcétera. Todo esto ya no lo veo necesario. Ya no es tan clave ganar un fondo o esperar varios años e ir de work in progress a work in progress o tener que seducir a sensibilidades extranjeras. Jamás pensé que se podría filmar sin presupuesto y que un set podía parecerse al escritorio de un escritor. Lo hice porque nadie me ofreció dinero, es la verdad, pero en el camino descubrí que el cine garage es lo que me interesa y es por la libertad, la tranquilidad y la idea de que si el filme fracasa económicamente, no es gran tema porque el dinero fue tan mínimo que es casi como reclamar porque gastaste mucho en tus vacaciones. Esto que el dinero salga de la ecuación, creo que hace que el cine deje de ser sólo una industria y un arte muy tomado de la mano de la industria o de mecenas. Esto me parece de verdad revolucionario. Un escritor nunca ha necesitado conseguir dinero para escribir, y sabe que nunca vivirá de sus libros.

Incluso se hicieron escenas sin permiso y usaron cámaras más baratas, que además te dan el beneficio de no tener que gastar mucho en iluminación. ¿Cómo fue esa experiencia?

Sí, pero no por dárnoslas de guerrilleros, sino porque me parecía que le daba más realismo y nos ahorrábamos extras. La gente no captaba que estábamos filmando. Nos criamos con 35mm y todo nuestro imaginario es en 35mm y por eso lo queremos, pero también “Martes 13” y “Porky’s” se hicieron en 35mm. Creo que lo alucinante del digital es que se parece mucho más al ojo. Esto de no tener que depender de luces es bien alucinante. No sólo te da movilidad sino además te permite captar lo que uno ve, cómo uno lo ve y siente la noche, sobre todo. Creo que tal como algo serio sucedió cuando los escritores comenzaron a escribir con computador, lo mismo está sucediendo ahora que el HD se está democratizando. Lo importante, para mí, es filmar digital pero respetarlo, es decir, no tener un equipo de cine usando una cámara digital, eso sería como escribir a mano y luego pedirle a una secretaria que te tipeara todo. Este sistema, y esto lo saben todos lo que lo han usado, te permite, al final, intimidad. Trabajar con lo justo, y que se cree un ambiente de total confianza, donde uno se sienta como director a cargo del set y no sólo una persona más.

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