martes, 21 de septiembre de 2010

menos es mas: dejar atras la limusina del celuloide

Cuando menos es más

por
Leopoldo Muñoz

Un giro radical asume Alberto Fuguet como cineasta y productor tras su debut con “Se arrienda” (2005), al optar por una película a pequeña escala y con una reducida distribución en el circuito comercial de salas.

Ariel (Pablo Cerda) es un diseñador gráfico de 34 años cuyas pasiones son andar en bicicleta y ver películas en su computador. Tras la ruptura amorosa con Claudia (Francisca Lewin) y el distanciamiento con su amigo Carlos (Andrés Velasco), intenta recomponer su vida y establece amistad con Danko (Lalo Prieto) instructor de artes marciales y Coke (Juan Pablo Gómez) un primo teenager y millonario.

Un avance en el sentir lúdico del cine ofrece Fuguet, acierto para un director que privilegia que sus protagonistas recorran la ciudad, tal como vimos en “Se arrienda”. En este caso los travellings que siguen a Ariel en su bicicleta acercan al espectador a una sensación de soltura, similar a la que ocurre al ver a Nanni Moretti arriba de su Vespa en “Caro diario” (1993). Atractivo que se basa en secuencias minuciosamente elaboradas, con detalles como el sonido de la cadena en sincronía con irregular ritmo del pedaleo o melodías contagiosas que acompañan los derroteros de Ariel.

Frente a esa simpleza de la historia, con notable trabajo de montaje y fotografía, se contradicen las explicaciones de cada período del protagonista con títulos ad hoc, tan innecesarios como la autopresentación que realiza Ariel en el inicio. Fallas que también atentan contra la verosimilitud, pues a pesar de la belleza del plano de año nuevo que implica el paso del tiempo, no se advierte el cambio de estaciones en el año entero que vemos al ciclista. Lo más curioso es que Ariel tampoco enfrenta algún problema con los autos y micros que transitan, algo difícil de creer en especial si no usa casco. O tal vez lo que lo define radica en que su actitud de vida es andar sin casco, sin responsabilidades emocionales y con el desparpajo de la intolerancia

Mirada generacional con personajes ligeramente insulsos que se cruzan con la sensibilidad de la nueva camada, como Coke, que son más libres y desenfadados sexualmente que Ariel, para quien la ruptura con Carlos causó mayor impacto que el término con Claudia. Vacío que da pie a la alienación, expuesta cuando Ariel mira películas sólo frente al computador y que tiene su contraparte (y ese es el gran logro) en los instantes de mayor intensidad, como el sutil y logrado diálogo entre él y la mujer de Danko durante un asado.

Sin duda, a Fuguet como cineasta le acomoda más una bicicleta digital que la limosina de celuloide que significó su trabajo anterior, ahorro que implica mayor autonomía, lo que debería ser para él un atributo invaluable.


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